Para llegar a la playa virgen, debes descender por el barranco usando una escalera de neumáticos. En el albergue, que es más como un pequeño hueco, hay un letrero que proporciona información sobre el lugar. Aparte de dos perras y sus cachorros, no nos encontramos con nadie a cargo (si puedes llevar algo de comer para ellos, se agradecería). El mar se asemeja a una gran piscina con agua cristalina. Hay un par de palapas que supongo se pueden alquilar, pero incluso si decides no hacerlo, aún se espera que contribuyas con una cierta cantidad para mantener el área (como no pudimos encontrar a nadie, ofrecimos galletas y agua a los perros). Definitivamente vale la pena descender para visitar esta playa.